Y de repente...
Y de repente...
Un día de enero de 2009 te das cuenta que vas por la vida de puntillas... Estas
aquí pero tienes la cabeza allí... Estas allí pero quieres estar aquí... y creo
que para andar un camino largo es mejor hacerle pisando firme que con el riesgo
de tropezar a cada paso...
7 años
después de tomar una decisión firme, segura y necesaria (nunca olvidaré
"haz la maleta, te necesitamos...") aquí estoy, escribiendo sobre
algo que a veces cuesta recordar pero sé que el momento en el que decides lo
que quieres hacer de ese punto en adelante es una situación muy parecida a la
felicidad...
Y a veces recuerdas a
Manolo Garcia cantando
"Con polvo del brillo de un trozo de espejo..." Y ese brillo hace que
aprendas a valorar situaciones, aprendas a distinguir la gente de las personas,
y aprendas que a que quien te dice "Mándame en un sobre tu sonrisa rota. Rápido
Garcia, yo te la compongo. Se reparan botas, bolsos de cuero y alpargatas,
canastos de mimbre, diademas de borlas..." siempre estará ahí...
Y de repente... Respiras esa tranquilidad de ser
feliz con lo que tienes, de ser feliz con lo que haces, de ser feliz con la
gente que te rodea porque está claro que en esta vida tienes que dejar que te
ayuden para luego poder ofrecer tu ayuda, tienes que regalar sonrisas para
recibir buenos ratos, tienes que disfrutar de una tarta de chocolate para que
la sal sepa un poquito menos salada...
Y de repente... Pasa el tiempo y el 16 de marzo
cumpliremos 3 años de Hotel Cildá y un escalofrío te recorre de arriba a abajo
para recordarte la suerte que has tenido de compartir esta vida con los mejores...
"Miles de velas pueden encenderse con una
sola vela, y la fuerza de esa vela no disminuye. La felicidad nunca disminuye
al ser compartida" (Buda)
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